A través de las llamas observa los jóvenes que recorren la
Rambla. Los chicos parecen muertos vivientes; las chicas, brujas impúdicas. La
anciana ignora quién es John Carpenter, pero a él le debe que no quieran
acercarse; ni para comprar castañas, ni para calentarse en su ancestral fuego.
1 comentarios:
¡Buen micro, Edgar! Un baño de oscuridad para el lector.
Un saludo,
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