Isidora

Autor: Edgar Sega / Etiquetas:


Juan nunca imaginó que volvería a marcar ese número de teléfono.
     —José, ha habido un accidente, tienes que venir.
     Al reencontrarse se abrazaron y lloraron juntos; durante horas. Su madre solía decir: «Mis niños volverán a quererse, aunque sea lo último que haga.»
     Y la Isidora nunca se equivocaba.

Ira

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La turba se agolpa tras el muro de la fortaleza. Ajenos a ello, los privilegiados de dentro disfrutan de sus lujos, ignorando que el único de los siete pecados capitales que no han cometido nunca está a punto de condenarlos.

Desamor

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Todos esos satélites, cohetes y estaciones orbitales que se lanzaron al exterior del planeta, provocaron que su masa fuera reduciéndose lenta e implacablemente. Y mientras al hombre sólo parecía importarle lo que ocurría en el espacio sideral, la Luna fue separándose de la Tierra hasta perderse entre las estrellas.

El amigo imaginario

Autor: Edgar Sega / Etiquetas:


—Cariño, qué extraño, ha dejado de jugar con él; como si ya no lo viera.
         —Es cierto —confirmó sorprendido el marido. Después, mirando a la nada, dijo—: Pablito, no te preocupes, nosotros seguiremos jugando contigo.

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